martes, 31 de julio de 2012

EL CONCEPTISMO Y CULTERANISMO

El conceptismo es una corriente de la literatura española del Barroco que se basa en la asociación ingeniosa entre palabras e ideas. Su máximo teórico contemporáneo, Baltasar Gracián, en la Agudeza y arte de ingenio, define el “concepto” como Un acto del entendimiento que expresa la correspondencia que se halla entre los objetos
El conceptismo se caracteriza por la concisión de la expresión y la intensidad semántica de las palabras, que se cargan de significados, adoptando varios sentidos. De este modo se crea frecuentemente el lenguaje polisémico. El conceptismo opera con los significados de las palabras y con las relaciones ingeniosas entre ellas. Por todo lo dicho, los recursos formales más usuales son la elipsis, el zeugma, la anfibología y polisemia, antítesis, equívoco, paradoja o la paronomasia. El estilo conceptista se hace lacónico y sentencioso.

Al igual que el culteranismo o gongorismo, el conceptismo, en la línea de toda la estética manierista y barroca, propone como valor estético la dificultad del lenguaje literario, que busca singularizarse y refinarse cortesanamente, frente a la llaneza de la lengua del Renacimiento, sentida como vulgarizante; así lo señala Gracián con las siguientes palabras:
“La verdad, cuanto más dificultosa, es más agradable, y el conocimiento que cuesta es más estimado”.
Para dificultar el mensaje el conceptismo opta por concentrar el máximo pensamiento en el mínimo de forma y escoge prioritariamente la prosa, al contrario que el Culteranismo, estética conceptista que sigue el procedimiento opuesto de amplificar un mínimo de pensamiento en un máximo de forma laberíntica que impresione y confunda los sentidos, y que se ejerce principalmente sobre el verso.

Por tanto, es el resultado de la evolución hacia un arte intelectual propugnado por el Manierismo, y una consecuencia del agotamiento de los modelos clásicos de prosa y verso establecidos por el Renacimiento. También influye la instauración de nuevos cánones estéticos prescritos por la Contrarreforma en el Concilio de Trento, que intentaba distanciar y alejar el acceso a la cultura por parte del pueblo, al mismo tiempo que impresionarlo con apariencias espectaculares, patéticas y sentimentales poco intelectuales.
El Conceptismo se funda en la agudeza, o refinamiento cortesano y aristocrático del ingenio; esta se expresa en forma concreta mediante conceptos, que se define así:

Comparación primorosa de dos ideas que mutuamente se esclarecen, y en general, todo pensamiento agudo enunciado de una manera rápida y picante.
Esta rapidez es puramente cortesana; en la Corte importa no perder ni hacer perder el tiempo: "Lo bueno, si breve, dos veces bueno" y "más valen quintaesencias que laberintos", en máximas extraídas de Gracián. La concisión, la elipsis y el zeugma son las piedras angulares de su retórica. Más accesorios son los claroscuros tenebristas de la antítesis, la paradoja y el contraste. Cuando la función del concepto es puramente ancilar y se subordina a una intención mayor, casi siempre relacionada con el desengaño moral barroco, tiene lugar el enigma, que es la arquitectura que se levanta con los ladrillos de los conceptos, casi siempre es de naturaleza alegórica, y exige un desciframiento por parte del avispado hombre de ingenio que debe subir a esas alturas para gozar de la expresión con el descifrado de un estilo de gran complejidad; típicos géneros conceptistas son en este sentido el emblema y el auto sacramental.
Bien entendido, el conceptismo posee dos ramas fundamentales, el Culteranismo, que dificulta la comprensión mediante la dispersión de un mínimo de significado en laberínticos y largos periodos que constituyen un enigma cultural e intelectual, y el Conceptismo propiamente dicho, que consiste en la concentración de significado en un mínimo de forma sonora significante por medio del abuso de los recursos de la elipsis. Igualmente, en el conceptismo propiamente dicho se recurre a juegos de palabras para acumular en las palabras significados que realmente no poseen, por medio de frecuentes anfibologías o dobles y aun triples sentidos.
El conceptismo, pues, abusa de la Retórica creando un lenguaje sumamente figurado y críptico. Lo hace a todos los niveles, tanto en el lenguaje germanesco y vulgar como en el más alquitarado y sublime de la lírica amorosa o la oratoria política y religiosa. Esta rama del conceptismo, sin embargo, halla tasa en la precisión del lenguaje: aunque el desciframiento del texto sea dificultoso, no se dice nada que no sea oportuno a la función de lo que se pretende decir, y no es la dificultad la que se persigue en sí misma, sino la precisión de los múltiples significados al propósito de la obra.
Adolfo Bonilla y San Martín afirmó que el conceptismo llegó a confluir al fin con el Culteranismo y que:
No disloca ni renueva el léxico ni la sintaxis, como el culteranismo, pero sí las ideas; aunque algo anterior al gongorismo, se desarrolla coetáneamente con él y con él acaba por identificarse.

Vida del estilo, espíritu del decir, y tanto tienen de perfección cuanto de sutileza. Hace de procurar que las proposiciones hermoseen el estilo, los misterios le hagan preñado; las alusiones, disimulado; los empeños, picante; las ironías le den sal; las crisis, hiel; las paronomasias, donaire; las sentencias, gravedad; las semejanzas lo fecunden y las paridades lo realcen; pero todo esto con un grano de acierto: que todo lo sazona la cordura.

Esto es, el conceptismo no es jugar con el lenguaje por sólo jugar: todo está subordinado a la precisión y exactitud de lo que se pretende expresar. Ramón Menéndez Pidal comenta los afanes del conceptismo: Lo que principalmente buscaba el conceptista al escribir era nacer gala de agudeza y de ingenio; por eso muestra gusto especial por las metáforas forzadas, asociaciones anormales de ideas, transiciones bruscas, y gusto por los contrastes violentos en que se funda todo humorismo, que humoristas son los grandes escritores de este siglo, Quevedo y Gracián.
En estos autores geniales el conceptismo aparece lleno de profundidad, la frase encierra más ideas que palabras (al revés del culteranismo, que prodiga más las palabras que las ideas); pero en los autores de orden inferior de este siglo la agudeza suele estribar únicamente en lo rebuscado del pensamiento, en equívocos triviales y en estrambóticas comparaciones. El siglo XVI fue el del esplendor de la prosa castellana, el XVII es ya de decadencia; y uno de los síntomas de ésta es precisamente el buscar como principal sazón de la obra literaria el artificio y la agudeza.
Antonio Machado se mostró muy crítico con la vaciedad sustancial del conceptismo: "Culteranismo y conceptismo son, pues, dos expresiones de una mismo agujero", si bien salva de esa estética las virtudes de nuestros autores clásicos Góngora, Quevedo, Calderón y Gracián.
El estilo del conceptismo se funda a fin de cuentas en usar la armadura retórica para condensar significado. Al respecto un pensamiento quien observó que el recurso fundamental de esta estética era el zeugma: un vocablo de no denotada importancia en la primera parte y que denota un concepto accesorio, en la segunda es convertido repentinamente en sujeto u objeto sin llamar la atención sobre él repitiendo la palabra. Por ejemplo: "Es el engaño muy superficial, topan luego con él los que lo son" (Gracián). Se alude a la palabra marcada con un pronombre. La elipsis de significado es un procedimiento esencial también para esta retórica del zeugma.

Siguieron el conceptismo estrictos en sus escritores castellanos como Francisco de Quevedo, que adoptó esta estética en su traducción del Rómulo de Malvezzi y cuya obra cumbre en ella es el Marco Bruto, o Luis Vélez de Guevara en su Diablo cojuelo, entre otros que utilizaron menos intensamente esta estética, como el Conde de Villa mediana en sus versos cortos o el Conde de Salinas.

Glosario
Polisémico: La polisemia (de "poli"-, muchos, y el griego sigma, significado), en lingüística se presenta cuando una misma palabra o signo lingüístico tiene varias acepciones.
Prosa: es una forma que toma naturalmente el lenguaje para expresar los conceptos, y no está sujeta, como el verso, a medida y cadencia determinadas
Manierista: es subjetivo, inestable. Los artistas se dejan llevar por sus gustos, alejándose de lo creíble, tendiendo a la irrealidad y a la abstracción.
Elipsis: se refiere a ciertas construcciones sintácticas en las que no aparece alguna palabra que se refiera a una entidad lógica necesaria para el sentido de la frase.
Zeugma: Frase en la que una palabra ya expresada se sobreentiende
Antítesis: describe en general una contra-afirmación (negación) a una proposición (tesis).
Anfibologías: es el empleo de frases o palabras con más de una interpretación.
Paronomasias: es un recurso fónico que consiste en emplear parónimos (palabras que tienen sonidos semejantes pero significados diferentes). Fue muy utilizado por los conceptistas en sus burlas o sátiras.


EL CULTERANISMO

El culteranismo es una estética del Barroco español dentro de la más general del conceptismo, con el cual comparte la intención de enrarecer y aquilatar la expresión separándola del equilibrio y claridad clásicos, pero con el procedimiento opuesto de dilatar el significado en un máximo de expresión estética no para aclarar el mensaje mediante el procedimiento de la paráfrasis, sino para impresionar y confundir con lo laberíntico, sensorial y disperso de la expresión y de aplicarse fundamentalmente al género lírico y al verso en vez de a la prosa.

El estilo culterano es una amplificación no parafrástica, porque no pretende explicar, sino deleitar con el ejercicio intelectual del enigma. Se conoce a esta estética también como Gongorismo a causa de su mayor exponente español, el poeta cordobés Luis de Góngora, que contribuyó a formarla y le dio su forma definitiva.
Los escritores barrocos que recargan su estilo para conseguir mayor belleza o significación, siguen dos movimientos diferentes: culteranismo y conceptismo.
El culteranismo, es una tendencia literaria del siglo XVII denominada también cultismo, que consiste en no expresar con naturalidad y sencillez los conceptos, sino amaneradamente, por medio de voces peregrinas, giros rebuscados y violentos y estilo obscuro y afectado.

El estilo literario llamado culteranismo, llamado también cultismo y gongorismo, proviene de la palabra culto, y supone el final de la poesía renacentista española, instaurada por Garcilaso de la Vega. Este término fue en su origen un término despectivo, utilizado por sus enemigos de su más insigne representante el cordobés Luis de Góngora y Argote; razón por la cual tuvo su expansión (el culteranismo) en la poesía y en la cátedra sagrada.
El culteranismo, aspiraba a crear una lengua poética de carácter eminentemente aristocrático y en un todo distinto a lo popular. Para lograrlo, transplantaron al idioma castellano multitud de vocablos latinos.
Los culteranos buscaban, más que nada, la delectación de una minoría culta mediante el recurso de metáforas, giros e hipérboles, con modificación de las estructuras fraseológicas, en busca del máximo preciosismo.
El culteranismo es nombre de la corriente literaria puesta de moda en Europa a fines del siglo XVI y principios del XVII. El vocablo parece debido a Jiménez Patón, quien bautizó con el nombre de culteranos a los adictos a este estilo culto, conscientemente obscuro y a veces enigmático, por el gran uso de latinismos, metáforas y alegorías.

La aparición del culteranismo en España debe buscarse en la corriente lírica que, arrancando desde Garcilaso, pasa por el gran colorista Herrera y, a través de una serie de poetas antequeranos y granadinos, alcanza su cumbre literaria en la figura del escritor cordobés. El culteranismo, muy discutido siempre y enconadamente detractado a veces, influyó sin embargo en la mayoría de escritores del siglo, y figuras de la talla de Cervantes, Lope de Vega, e incluso Quevedo su mayor enemigo, cayeron, sin pretenderlo dentro de esta corriente artística.
Después de Góngora, el culteranismo fue continuado por un grupo de seguidores entre los que cabe destacar a algunos de verdadero mérito literario, aunque desgraciadamente poco conocidos, por la fobia anticulterana que ha presidido nuestra crítica hasta época muy reciente.
Este estilo literario, fue muy criticado por el conceptismo, escuela que se le oponía; cuyo mayor representante es Francisco de Quevedo, enemigo de Góngora. El lema de los culteranistas pareció ser: “para qué expresar las ideas con pocas palabras, cuando pueden expresarse con muchas y muy rebuscadas”.

Características:
Los escritores culteranos dan importancia:
  • preferentemente a la forma.
  • Profusión de metáforas y cultismos.
  • Abusan de los hipérbaton.
  • Se utiliza sólo el verso.
  • Giros rebuscados.
  • Hipérboles.
  • Modificación de las estructuras fraseológicas.
  • Se desarrolló en la lírica, nutriéndose en la gramática y la erudición antigua.
  • Se utiliza la mitología.
  • Frases retorcidas o elípticas
  • Empleo de neologismos latinos
  • Uso de conceptos ingeniosos
  • Desacordes verbales
  
El Uso Del Cultismo Y Los Temas Mitológicos
El uso del cultismo -neologismos e hipérbatos- le sirve de paso a Góngora para obtener los más bellos efectos de sonoridad y color. Los temas mitológicos son profusamente utilizados como simples elementos decorativos, en gracia a su belleza poética y su ennoblecedor prestigio, y suponen también una huida de la prosaica realidad cotidiana, dado el valor metafórico que se les confiere: Orfeo será la música, Cupido el amor, Neptuno el mar…
Con estos tres recursos capitales: metáfora, cultismo, mitología; Góngora consigue crea un maravilloso universo poético en el que todo es “un constante halago a los sentidos”; para él, la belleza es ante todo belleza sensorial, de ahí que sus versos equivalgan a un esplendido cortejo de rutilantes imágenes enriquecidas por brillantes colores y armoniosas sensaciones musicales.
LOS GRANDES POEMAS
El Polifemo y Galatea
La Fábula de Polifemo y Galatea (1612), escrita en octavas, se basa en un tema de Ovidio: el gigante Polifemo, enfurecido de los celos por los amores del pastor Acis y la ninfa Galatea, arroja un peñasco sobre su rival, que queda convertido en riachuelo. Perfecto de construcción, cuajado de lujosas imágenes, exquisito y pomposo al mismo tiempo, insuperable en la expresión de lo terrible --- la furia del cíclope --- o de lo delicado--- la belleza de Galatea---, el “Polifemo” es quizás el poema más plenamente logrado de toda la lírica barroca.
VALOR Y LIMITACION DE LA POESIA GONGORINA
Góngora es uno de nuestros más excelsos artífices literarios. La gentileza, la soltura, la gracia poética de sus composiciones en metros populares; la dignidad y perfecta construcción de los sonetos y el prodigioso derroche metafórico de los grandes poemas, le sitúan a una altura no alcanzada por ningún otro poeta de su tiempo.
Pero su arte es limitado; magnífico de color y de sonoridad, elegantemente suntuoso, realmente egregio en la expresión de la belleza plástica asombra pero no conmueve, porque falto de intimidad y de calor humano nos produce la sensación de algo frío e inerte.
El siglo XVIII, desde la introducción del neoclasicismo, fue adverso a la poesía de Góngora, cuya obra no se vio rehabilitada hasta que, a fines del siglo XIX, Verlaine y los modernistas españoles --- con Rubén Darío a la cabeza --- se declararon partidarios suyos, atraídos por su aristocrático concepto de la poesía y quizá por su misma oscuridad. Hoy, gracias sobre todo a los estudios de Dámaso Alonso y a la general revalorización del estilo barroco, nadie discute ya su mérito y se le considera como una de las más altas cumbres de la poesía castellana.
Glosario
Despectivo: el medio del cual se forma una palabra derivada con significado negativo, irónico o de desprecio para designar que algo o alguien es malo, feo, sin forma o gracia, de mal gusto, etc.
Hipérbole: consiste en exagerar, aumentando o disminuyendo la verdad de lo hablado, de tal forma que el que reciba el mensaje.
Alegorías: hablar figuradamente, es una figura literaria o tema artístico que pretende representar una idea valiéndose de formas humanas, animales o de objetos cotidianos.
Lírica: es un género literario en el que el autor quiere transmitir sentimientos, emociones o sensaciones respecto a una persona u objeto.
Hipérbaton: Denominamos hipérbaton a la alteración del orden común de las palabras en una frase.
Endecasílabos: es un verso de once sílabas de origen italiano que se adoptó en la lírica española.
Neologismos: es una palabra nueva que aparece en una lengua, ya sea procedente de otra lengua o de nueva creación. La creación de neologismos se produce por modas y necesidades de nuevas denominaciones.
Sonetos: es una forma poética compuesta por catorce versos de once sílabas. Los versos se organizan de cuatro estrofas.
Panegírico: es un discurso que se pronuncia en loor o alabanza de alguien.

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