EL SATIRICÓN
El autor: PETRONIO
El
Satiricón es una de las obras antiguas cuya transmisión ha sufrido mayor
número de vicisitudes; no sólo nos ha llegado en estado fraccionario
sino que ha ido apareciendo en épocas distintas y en diferentes
manuscritos. La obra presenta a sus estudiosos gran cantidad de
cuestiones entre las que se sitúan la fecha de su composición y la
identificación de su autor; cuestiones ambas, como veremos a
continuación, estrechamente relacionadas entre sí. La fecha en que se
escribió el Satiricón es una cuestión abierta para la que no existe
solución definitiva. Se han propuesto diversas fechas que van desde la
segunda mitad del siglo I de nuestra era como fecha más temprana, hasta
cualquier fecha del siglo II; algunos incluso han propuesto una
cronología más tardía, retrasando su composición hasta el siglo III. En
la actualidad la mayor parte de los estudiosos de esta obra, apoyándose
en la situación económica y social que se refleja en la misma y, muy
especialmente, en sus referencias literarias y culturales, se inclinan a
favor de la composición en los últimos años del reinado de Nerón.
En
algunos de los manuscritos figura el nombre del autor como Petronius
Arbiter. Los estudiosos que proponen los años finales del reinado de
Nerón como fecha para el Satiricón, identifican este Petronius Arbiter
de los manuscritos con un consular del mismo nombre, al que el
historiador Tácito se refiere en los Anales (libro XVI, 18-19). Este
personaje de la corte neroniana es descrito de forma inusualmente
minuciosa como un aristócrata de gustos refinados, con una capacidad
inagotable para procurarse nuevos e inusitados placeres pero también,
como demostró siendo procónsul de Bitinia, con una considerable
capacidad e inteligencia cuando desempeñaba cargo de responsabilidad.
Este noble perteneció al grupo de íntimos de Nerón, fue su favorito y,
en palabras del propio Tácito, era considerado por el propio emperador
su "arbiter elegantiae"; la coincidencia de este apelativo atribuido al
Petronio de la corte neroniana con el "cognomen", ciertamente raro, del
autor del Satiricón ha propiciado que ambos se identifiquen.
Tácito
nos informa también sobre la fecha y la circunstancias de la muerte de
Petronio. A causa de la envidia y la intriga de otros personajes de la
corte, fue acusado de tener amistad con uno de los participantes en la
conjura de Pisón. Sin esperar a ser condenado se dio muerte serenamente
en el año 66, manteniendo en la muerte la misma postura epicúrea que
había mantenido en vida. Tácito contrapone el comportamiento sencillo y
elegante de Petronio en estos últimos momentos con la actitud solemne y
engolada de los estoicos, Catón y Séneca por ejemplo, en las mismas
circunstancias.
Contenido y estructura de la obra
Como
ya hemos señalado. El Satiricón nos ha llegado extraordinariamente
fragmentada; parece que debía tener al menos dieciséis libros, porque se
nos han transmitido parte del XIV, XV y del XVI. Los fragmentos que
tenemos sólo abarcan algunos pequeños episodios, si exceptuamos un
episodio que nos ha llegado completo y que se conoce como La cena de
Trimalción.
La obra, una de las más bellas y originales de la
época imperial, es extraordinariamente compleja, no sólo por su trama
sino también por la gran cantidad de géneros que, como tendremos ocasión
de ver más adelante, confluyen en ella. Si aceptamos, como venimos
haciendo, la fecha de segunda mitad del siglo I para su composición, se
trataría de la más antigua de las novelas conservadas, aunque sea de
forma incompleta.
En relato principal está en primera
persona y se centra en las vergonzosas aventuras del propio narrador,
Encolpio, y de su amante Gitón, joven hermoso y carente de escrúpulos.
Queriendo hacer una parodia de la Odisea de Homero, Petronio nos muestra
a Encolpio zarandeado de un lado a otro a causa de la ira de Príapo,
obsceno dios de la fertilidad, como Ulises lo era a causa de la ira de
Poseidón. Pero en esta obra, que toma como base una humanidad degenerada
y grotesca, no hay nada heroico.
En la primera parte de sus
aventuras están acompañados por Ascilto. Los tres personajes carecen
completamente de moral, pero demuestran gran inteligencia en sus
aventuras por las ciudades helenizadas de Italia del Sur. En la segunda
serie de aventuras acompaña a Encolpio y a Gitón un nuevo personaje:
Eumolpo; se trata de un viejo poeta sentimental y sin escrúpulos con
quien viajan a Crotona. En el relato principal se insertan numerosos
episodios menores con entidad y valor literario propio, novelas dentro
de la novela. El conjunto forma una serie de aventuras extravagantes,
eróticas la mayor parte de las veces, en las que se reúnen personajes de
todo tipo: ladrones, fanfarrones, pervertidos, retores, doncellas y
matronas dominadas por la lujuria, etc... Es, quizás (entre otras
cosas), la primera novela de pícaros, que, moviéndose en un mundo en
descomposición, intentan sobrevivir en él.
El episodio más
extenso y de mayor entidad de los conservados es el llamado La cena de
Trimalción. Este episodio ha aparecido aparte y en un manuscrito
distinto al resto de los fragmentos. Narra un banquete ofrecido por
Trimalción, liberto recientemente enriquecido, y al que son admitidos el
joven Encolpio y sus acompañantes. El anfitrión y su esposa Fortunata
hacen ostentación de su riqueza tanto en la decoración de la casa como
en la profusión de suntuosos platos para sus invitados. El tema le sirve
a Petronio para trazar una viva caricatura de la vulgaridad de esta
clase de nuevos ricos que proliferaban en la época imperial. Durante la
comida se suceden incidentes grotescos y conversaciones ridículas; se
incluyen también relatos cortos como el hombre-lobo y el de las brujas
malvadas. Toda la escena está narrada con una vivacidad y un realismo
verdaderamente brillante y asombroso; el ridículo personaje de
Trimalción con sus rasgos caricaturescos es una figura compleja:
engreído y pagado de sí mismo por un lado, amable y de buen corazón por
otro; preocupado por su salud y su muerte, pero deseoso de disfrutar de
todo lo que su buena situación pueda ofrecerle.
Petronio traza en
esta imagen del nuevo rico una de las figuras más lograda de la
literatura romana. Mención aparte merece dentro del estudio de la
estructura de la obra las narraciones cortas, que se pueden considerar,
como ya hemos dicho anteriormente, verdaderas novelas dentro de la
novela. De entre ellas se pueden destacar la del hombre-lobo y la de las
brujas maléficas, incluidas ambas en La cena de Trimalción, así como la
de la Matrona de Éfeso y el Muchacho de Pérgamo, puestas ambas en boca
del poeta Eumolpo, compañero de Encolpio y Gitón en la segunda serie de
aventuras. Los cuentos del muchacho de Pérgamo y de la viuda de Éfeso,
relacionados con los cuentos milesios, tienen mayor interés literario.
El primero aborda el tema de la homosexualidad: el segundo cuenta con
tono picante la seducción de una viuda por parte de un soldado en la
propia cámara sepulcral de su marido. El cuento de la viuda de Éfeso
pertenecía a la tradición popular y tiene un antecedente claro, aunque
muy esquemático, en una fábula de Fedro.
Por último
encontramos en El Satiricón, además de gran número de pequeñas poesías,
dos poemas extensos, que merecen ser tenidos en cuenta en un comentario
de la estructura de la obra petroniana. El primero de ellos canta la
destrucción de Troya, y se encuentran en él no sólo ecos del libro II de
la Eneida sino también de otras versiones griegas. El segundo, bastante
más interesante desde el punto de vista de la teoría literaria, es un
largo poema sobre la guerra civil; algunos quieren ver en él una crítica
o parodia de La Farsalia de Lucano. Este tipo de poemas apoya la tesis
de los que piensan que Petronio escribía para un público entendido,
capaz de reconocer y valorar las alusiones a autores y obras dispersas
por la novela.
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